lunes, 22 de septiembre de 2008
Esperando el Milagro
(Cada uno coge una punta de la cuerda y tiran. La cuerda se rompe. Están a punto de caer).
VLADIMIR: No sirve para nada.
(Silencio)
ESTRAGON: ¿Dices que mañana hay que volver?
VLADIMIR: Sí.
ESTRAGON: Pues nos traeremos una buena cuerda.
VLADIMIR: Eso es.
(Silencio.)
ESTRAGON: Didi.
VLADIMIR: Sí.
ESTRAGON: No puedo seguir así.
VLADIMIR: Eso es un decir.
ESTRAGON: ¿Y si nos separásemos? Quizá sería lo mejor.
VLADIMIR: Nos ahorcaremos mañana. (Pausa) A menos que venga Godot.
ESTRAGON: ¿Y si viene?
VLADIMIR: Nos habremos salvado.
Estaría en un verdadero problema, o al menos sería una traición a mi intelecto, si pretendería comparar una obra semejante (la de Beckett) con la de Daniel Burman, partiendo de que hablamos de dispositivos distintos: Voyeur in situ.
Esperando a Godot avanza hasta un punto final y se conecta casi circularmente con el principio. No hay salida. La misma que no encontró Burman en su historia: Primero me mostró una (reciente) crisis casi como un documental; después me habló de una muerte –resuelta muy rápido por los protagonistas a pesar del lugar que ocupaba esa persona en su vida- ; también sobre un negocio que se caía a pedazos y no había dinero para levantarlo –y mágicamente se recompone con algunas reformas-; un pibe que no hacía lo que le gustaba; una pareja de lesbianas en conflicto sexual -una de ellas nunca ve al padre y la otra a la madre-; una joven con un amor no correspondido; y un pareja adulta que, ella, tiene a su marido en prisión y , él, perdió su trabajo por la misma crisis documentada del arranque. Etcétera. Y ese etcétera es para resumir porque pasas muchas cosas más, muchas. Y por eso es cierto que “tiene muchas cosas”. Yo elijo una: la inseguridad del director.
¿Autoritario? No, crítica. Ví en el film conflictos en demasía, pero ninguno profundo. Pocas cosas creíbles, verosímiles para el lenguaje. Los diálogos no parecieron trabajados y muchas actuaciones forzadas y acartonadas. Como dice el Bocha, una película tiene que ser orgánica en todo sentido, esta no lo es. “Fue una primera búsqueda del director”, sí, se notó.
Kant plantea tres grandes preguntas del ser burgués occidental: “¿Qué puedo conocer? ¿Qué debo hacer? ¿Qué puedo esperar?” y me gusta la frase de rocío (mi amorcito lindo cuchi cuchi) “Yo rememoro todos estos hechos y siento que a esta peli no la vi”. La moraleja es que no hacen falta tantas cosas para contar algo. Laberinto.
¿Cuántos conflictos tienen internamente a Didi y Estragón? Muchísimas. ¿Cuántas hay en escena? Sutíl. Estamos hablando de una obra maestra, pero no sólo por el qué, sino también por el cómo. Un árbol, un par de zapatos y una soga. “Lo esencial es lo que nos lleva al límite mismo de una experiencia de belleza que refulge en los límites de la palabra y de lo humano”, dijo Samuel.
Y eso mismo hicimos nosotros cambiando el canal de debate compañeros: para Gates que ya no tiene exclusividad y lo mira por blog como tanto otros millones de cybernautas...
(Vladimir se quita el sombrero -el de Lucky-, mira el interior, pasa la mano por dentro, se lo sacude, se lo cala.)
ESTRAGON: ¿Qué? ¿No vamos?
VLADIMIR: Súbete los pantalones.
ESTRAGON: ¿Cómo?
VLADIMIR: Súbete los pantalones.
ESTRAGON: ¿Que me quite los pantalones?
VLADIMIR: Súbete los pantalones.
ESTRAGON: Ah, sí, es cierto.
(Se sube los pantalones. Silencio.)
VLADIMIR: ¿Qué? ¿Nos vamos?
ESTRAGON: Vamos.
(No se mueven.)
VLADIMIR: No sirve para nada.
(Silencio)
ESTRAGON: ¿Dices que mañana hay que volver?
VLADIMIR: Sí.
ESTRAGON: Pues nos traeremos una buena cuerda.
VLADIMIR: Eso es.
(Silencio.)
ESTRAGON: Didi.
VLADIMIR: Sí.
ESTRAGON: No puedo seguir así.
VLADIMIR: Eso es un decir.
ESTRAGON: ¿Y si nos separásemos? Quizá sería lo mejor.
VLADIMIR: Nos ahorcaremos mañana. (Pausa) A menos que venga Godot.
ESTRAGON: ¿Y si viene?
VLADIMIR: Nos habremos salvado.
Estaría en un verdadero problema, o al menos sería una traición a mi intelecto, si pretendería comparar una obra semejante (la de Beckett) con la de Daniel Burman, partiendo de que hablamos de dispositivos distintos: Voyeur in situ.
Esperando a Godot avanza hasta un punto final y se conecta casi circularmente con el principio. No hay salida. La misma que no encontró Burman en su historia: Primero me mostró una (reciente) crisis casi como un documental; después me habló de una muerte –resuelta muy rápido por los protagonistas a pesar del lugar que ocupaba esa persona en su vida- ; también sobre un negocio que se caía a pedazos y no había dinero para levantarlo –y mágicamente se recompone con algunas reformas-; un pibe que no hacía lo que le gustaba; una pareja de lesbianas en conflicto sexual -una de ellas nunca ve al padre y la otra a la madre-; una joven con un amor no correspondido; y un pareja adulta que, ella, tiene a su marido en prisión y , él, perdió su trabajo por la misma crisis documentada del arranque. Etcétera. Y ese etcétera es para resumir porque pasas muchas cosas más, muchas. Y por eso es cierto que “tiene muchas cosas”. Yo elijo una: la inseguridad del director.
¿Autoritario? No, crítica. Ví en el film conflictos en demasía, pero ninguno profundo. Pocas cosas creíbles, verosímiles para el lenguaje. Los diálogos no parecieron trabajados y muchas actuaciones forzadas y acartonadas. Como dice el Bocha, una película tiene que ser orgánica en todo sentido, esta no lo es. “Fue una primera búsqueda del director”, sí, se notó.
Kant plantea tres grandes preguntas del ser burgués occidental: “¿Qué puedo conocer? ¿Qué debo hacer? ¿Qué puedo esperar?” y me gusta la frase de rocío (mi amorcito lindo cuchi cuchi) “Yo rememoro todos estos hechos y siento que a esta peli no la vi”. La moraleja es que no hacen falta tantas cosas para contar algo. Laberinto.
¿Cuántos conflictos tienen internamente a Didi y Estragón? Muchísimas. ¿Cuántas hay en escena? Sutíl. Estamos hablando de una obra maestra, pero no sólo por el qué, sino también por el cómo. Un árbol, un par de zapatos y una soga. “Lo esencial es lo que nos lleva al límite mismo de una experiencia de belleza que refulge en los límites de la palabra y de lo humano”, dijo Samuel.
Y eso mismo hicimos nosotros cambiando el canal de debate compañeros: para Gates que ya no tiene exclusividad y lo mira por blog como tanto otros millones de cybernautas...
(Vladimir se quita el sombrero -el de Lucky-, mira el interior, pasa la mano por dentro, se lo sacude, se lo cala.)
ESTRAGON: ¿Qué? ¿No vamos?
VLADIMIR: Súbete los pantalones.
ESTRAGON: ¿Cómo?
VLADIMIR: Súbete los pantalones.
ESTRAGON: ¿Que me quite los pantalones?
VLADIMIR: Súbete los pantalones.
ESTRAGON: Ah, sí, es cierto.
(Se sube los pantalones. Silencio.)
VLADIMIR: ¿Qué? ¿Nos vamos?
ESTRAGON: Vamos.
(No se mueven.)
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