La película
Luego de la muerte del líder comunista Josip Broz Tito, que gobernó Yugoslavia durante más de 30 años, el mundo se preguntaba sí el país balcánico le sobreviviría. Asolado de guerras y en plena decadencia, se consolidaron los matices culturales/religiosos y el avance de la globalización capitalista en la región. Kusturica se hace cargo de ese presente y realiza su propia lectura a partir de una cosmogonía, realista y mágica, de personajes carnavalescos en la que proliferan los pares opuestos: negro y blanco, altos y bajos, libertad y opresión, miseria y ostentación.
Gato Negro, Gato Blanco es una historia satírica, vertiginosa y llena de arabescos donde el juego figura-fondo nunca es casual. Estos auténticos reyes de la miseria nos sirven un banquete de metáforas festivas y carnales: dientes de oro en dentaduras picadas, un cerdo que se come un auto Trabant -fabricados en Alemania del este y de los más baratos-, músicos atados a un árbol.
Tres generaciones a travesadas por la tradición y las costumbres, y en constante tensión con la (pseudo)necesidad de acumulación de dinero/poder, se disputan legitimidad social. Inmiscuidos en esa lógica que se sobrepone en todas las relaciones (y que parecen no entender) nos regalan un guiño metadiscursivo de Casa Blanca de Michael Curtiz:
“Louis, creo que este es el comienzo de una gran amistad”
Debate: el cuerpo grotesco
El debate volvió a contar con una muy buena presencia. Vasito de vino en mano, las diferentes miradas se encontraron y se animaron a dialogar. Muchos disertantes manifestaron la sensación de una sociedad en proceso de transformación que transmitieron las caóticas escenas de la película. Hubo menciones a lo grotesco, la música y a las ocurrentes metáforas que con sensibilidad y lucidez creó Kusturica. Por ahí se escuchó una interesante analogía con Esperando la Carroza (1985) de Doria y se relacionaron pasajes de El Principito de Saint-Exupéry.
Una de las intervenciones más destacadas trazó una semejanza con un análisis que hace el pensador ruso Mijaíl Bajtín de las novelas Gargantúa y Pantagruel escritas por François Rabelais en el siglo XVI. “En el carnaval se veía a la gente que normalmente estaba dividida por las barreras de casta, propiedad, profesión y edad, como un todo. Un sentido único del tiempo y del espacio hace que las personas se sientan parte de la colectividad, así como la inmoralidad está asociada con su continua muerte y renovación”.
Gracias al debate, muchos descubrimos otro guiño de Kusturica a la Edad Media en el final del film. “Uno de los métodos más efectivos para limpiarse la caca del culo en ese época era usando plumas de ganso”, en alusión a la escena en que Dada se cae en un pozo, utilizado como retrete, y se limpia con el ave.
Como cierre, una de las madres compartió una linda y sincera reflexión: “me encanta escuchar tantas miradas diferentes de la película”. Esa es la esencia del Cine Debate. Su participación le da vida a este ciclo que emprendimos a pulmón. Gracias por su desinteresada presencia y esperamos ansiosos sus críticas a la película, comentarios y propuestas. Hasta la próxima.
Colectivo Ernesto Esteban Etchenique
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