miércoles, 24 de febrero de 2010

Pese al calor, el cine.


Pero hubo un flaco, alto y con sombrero. Llevaba bufanda y sobretodo marrón. Lo miraban torcido, pues la época del año no invitaba la vestimenta, se estaría muriendo de calor, estaría loco, habría que encerrarlo pero era demasiado temprano, aún se comportaba, todavía no.

Pese a ello, el cine. Bebía vino en cartón, excusándose acerca de los altos precios de la psicología moderna que solo residentes de barrios acomodados podrían pagar. Barrios donde las personas pierden el tiempo debatiendo por la construcción de una sociedad más justa y menos violenta, asumiendo la violencia simbólica del vino y las empanadas. Sociedad que se inmiscuye en la más pura de las intimidades de los hogares, de los individuos, moldeando realidades, comercializando la (in)seguridad y adentrándonos en aquella mujer de rasgos sabios, la moda. Fabricantes de locos y medicinas, libertad, ¿Dónde libertad?

Flaco, alto y loco, colocó ambos codos en posición de bloqueo, asegurando que nadie pase antes que él, reconociendo él, NO querer pasar, percatándose sin embargo, que nadie pase antes que él “Aquí no pasa nadie”, gritó, mientras corría una carrera sin fin, donde solo importaba conservar lo propio, aunque fuera poco, conservarlo, el culto al trabajo maldita sea “Esto es mío, yo lo gané, pero NO, ¿A dónde se llevan mis muebles, a dónde mi fuerza de trabajo?”.

Flaco, alto y loco, portaba bufanda en pleno Febrero, caminaba la calle Florida, tocó la puerta de un comercio. Señora abre puerta, mirada juicio íntegra. El Flaco “Señora, vengo a traerle la solución, ¿A quién no le interesa ganar dinero en sus ratos libres?” Señora dice “Váyase loco, aquí somos gente trabajadora, váyase o llamo a la policía” Policía del pensamiento para gente y trabajadora, y hablando de intangibles, flaco convencido de su discurso, pero supo el relato decir “Esto es mío, yo lo gané”, fabricantes de locos y medicinas, libertad, ¿Dónde libertad?
“¿Cuántos aquí en la sala duermen tranquilos sin necesidad de pastillas” Flaco pregunta, porque aquí y ahora, hombre, sobre hombre, sobre hombre, bloqueo para que nadie pase, nadie acompaña el trajín, todos tiran la soga, nadie sabe hacia donde, todos tiran para si, tiran, tiran y tiran para su pequeña porción de torta ahora derretida: desconcierto bo bo.

Flaco, alto y loco, dijo Grecia, dijo China: no supo hablar Francés “Pero la comunicación es otra cosa pibe”, no importa, solo importa aquí ahora, solo importa esta sala, esta pequeña porción de mundo que ahora es todo, los aquí presentes, tu mirada, la mía, la del otro “Ponerse en lugar del otro” Flaco dice, el hambre raspa con furia en la selva: ocupar, o dejarse ocupar, “¿Acaso la radio no se mete en la intimidad de las personas?” ¿Necesidad o manipuleo Loreley?: todo es ahora. Hay que arriesgar, hay que jugar y no hay qué perder, hay que salir a mostrar los dientes, romper las rejas con los dientes. ¿El churro es? Argentino. ¿A ver? No se escucha bien, más fuerte carajo. ¿El churro es? ARGENTINO. Así me gusta, necesitamos fuerza, voces multiplicadas, voces, sobre voces, sobre voces. Y en esta sala ¿Cuántos argentinos? ¿A ver? El silencio será la indiferencia, la indiferencia violencia, actitud soberbia de seres parlantes en butacas de oro, cómodos opinólogos, intelectuales sin hambre, sin garras, sin.

Cine en el barrio, pero antes del cine, ¿Qué barrio? Queremos un barrio, Flaco dice, si aquí las rejas rozan el cielo, como en los parques de la ciudad de Buenos Aires, parques inhabitables, ¡Ey! ¡Los mendigos al cesto! Carros de policía like Nueva Jersey enfrascando jóvenes portadores de rostro en barrios deluxe, hombre, sobre hombre, sobre hombre.

¡Basta! Flaco dice “¡Basta!”.

Flaco vuelve a casa,
Flaco solo,
Flaco se acuesta,
Flaco pregunta,
¿Para qué?

Flaco sonríe.

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